Los personajes más históricos de Toledo
La ciudad imperial cuenta con numerosos personajes históricos que tiñen de oro la historia de “las tres culturas”. Toledo es conocida como «La ciudad Imperial» por haber sido la sede principal de la corte de Carlos I y también como «la ciudad de las tres culturas», por haber estado poblada durante siglos por cristianos, judíos y musulmanes. Además, Toledo cuenta con numerosos lugares de interés y es Patrimonio de la Humanidad desde 1987.
Entre ellos se destacan el Monasterio de San Juan de los Reyes, gótico isabelino del siglo XV, y la Catedral de Santa María, de estilo gótico del siglo XIII. Toledo ha sido también lugar de nacimiento o residencia de personajes históricos como Garcilaso de la Vega, El Greco, Juan de Padilla, Alfonso X El Sabio, Benito Pérez Galdós, Maria Pacheco, Alonso de Covarrubias o Juana la loca, entre otros muchos artistas, nobles y reyes ilustres que han llevado a Toledo a la cima.
Garcilaso de la Vega
Garci Lasso de la Vega, (c. 1501 ó 1503-1536), más conocido como Garcilaso de la Vega, fue un poeta y militar español del Siglo de Oro. Si encarnó el arquetipo de poeta-soldado no lo fue por propia voluntad sino por la fuerza de las circunstancias.
Nació en Toledo en la cuna de una familia ilustre y pudiente; su padre fue Garcilaso de la Vega y su madre Sancha Guzmán. Se educó en la Corte del rey Carlos I, y se unió a esta a muy corta edad, aprendiendo latín, griego, italiano y francés, al mismo tiempo que se entrenaba en las artes de la esgrima, y aprendía también de música, tocando el laúd, la cítara y el arpa.
A diferencia de otros poetas de la época, Garcilaso de la Vega nunca trató temas patrióticos ni religiosos. El tópico que más le apasionó fue el amor. Conocía bien la literatura clásica y también la lírica italiana, especialmente la de Petrarca, quien dejó huellas marcadas en su obra.
El Greco
Doménikos Theotokópoulos, conocido como El Greco, fue un pintor del final del Renacimiento que desarrolló un estilo muy personal en sus obras de madurez. Hasta los 26 años vivió en Creta, donde fue un apreciado maestro de iconos en el estilo posbizantino vigente en la isla. En 1577 llegó a Toledo, donde pintó las obras que le hicieron famoso
Situado en la Catedral de Toledo y fechado de entre los años 1577-1579, la obra representa a Jesucristo en el momento en que fue despojado de sus vestiduras, y es considerado una de las obras más destacadas de El Greco.
María Pacheco
María Pacheco es quizás uno de los personajes más importantes que ha tenido Toledo, sin embargo no ha tenido tanta presencia histórica en la ciudad como otros artistas de igual calibre como la granadina. Fue obligada a casarse con Juan de Padilla, caballero de Toledo, cuando contaba tan solo con quince años en 1511, habiéndose firmado los acuerdos nupciales un año antes, Siendo Padilla de rango inferior al suyo, es decir, al de los Mondéjar, familia a la que pertenecía María, parece ser que esta boda no fue del todo de su agrado. Aunque le fue asignada a María una dote de más de cuatro millones de maravedíes
Tras la muerte de su marido, asumió desde Toledo el mando de la sublevación de las Comunidades de Castilla hasta que capituló ante el rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico en febrero de 1522. Debido a su peripecia heroica, fue conocida por el pueblo con los apelativos de Leona de Castilla, Brava Hembra, Centella de Fuego y El último Comunero.
Benito Pérez Galdós
Fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español. Se le considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo xix no solo en España y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes.
En «Tristana» como en «Ángel Guerra», el autor canario hace un análisis de Toledo claro y profundo de cómo era la vida en la que fuera «Ciudad Imperial» y el contraste entre barrios y familias acomodadas y la pobreza rayando en la miseria de los pobres y de las zonas menos favorecidas. Del mismo modo nos cuenta cómo la Catedral Primada pasó de su máximo esplendor a la penuria tras la Desamortización. Y todo ello valiéndose de personajes tan reales que cada uno de los lectores de sus obras podría identificarse con ellos perfectamente. Es por ello que se dice que la ciudad de Toledo está en deuda con el novelista.
Alonso de Covarrubias
Alonso de Covarrubias (1488-1570) fue un arquitecto toledano, yerno y sucesor de Enrique Egas, gran maestro gótico.
Formado primero en este arte, asimiló pronto el renacimiento italiano y español así como distintos elementos de otros contemporáneos como Diego de Siloé, Alonso Vázquez, Zarza y Baeza de quienes se ha considerado su sucesor, convirtiéndose en el arquitecto más importante del segundo tercio del siglo XVI. Su historia es contada magníficamente por Martín González.
En 1534 realiza la obra culmen de su etapa plateresca: las obras de la portada del monasterio de San Clemente, en Toledo. Pero un acontecimiento imprevisto hizo cambiar el rumbo del arte de Alonso de Covarrubias. En 1537 Carlos V le nombra arquitecto real, poniendo bajo su dirección el Alcázar de Toledo. Covarrubias también tuvo presencia artística en el Hospital de San Juan Bautista o Tavera, del año 1541, en el que fue el cardenal que le da nombre quien hace de mecenas de la obra con el beneplácito de Carlos V. La fachada es de tipo florentino, almohadillada, marcando secuencias que se repiten de forma matemática. De tal envergadura fue la obra que Covarrubias le dedicaría diez años de trabajo. Otra obra del toledano fue Santa María la Blanca, edificio alzado bajo una antigua sinagoga en el año 1550, con tres capillas platerescas, las naves se abren por arcos de medio punto tan característicos de Covarrubias y cubiertas octogonales gallonadas. La Puerta de Bisagra (1559) levantada, a modo de arco del triunfo, bajo un antiguo arco árabe y la iglesia de Getafe, de 1541, serán otras obras destacadas de nuestro autor.
Tras visitar las calles de estos personajes artísticos, estatuas en su nombre y monumentos históricos de la ciudad toledana, una opción magnífica para comer se encuentra en Abrasador Toledo que cuenta con carne de alta calidad de crianza propia de ternera añoja y crianza propia, así como platos de calidad en un entorno familiar.
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