EL QUIJOTE Y LAS LAGUNAS DE RUIDERA
Las Lagunas de Ruidera, con su peculiar paisaje embrujaron al propio Miguel de Cervantes, y este mismo paraje desarrolló algunos pasajes de su genial obra Don Quijote de la Mancha.
La Mancha en la época de Cervantes, era considerada una zona de paso y que conectaba el centro y norte de la península con Andalucía, y es muy probable que Cervantes conociera La Mancha en el transcurso de su actividad como recaudador de impuestos para el rey en Castilla y Andalucía.
Lugares del Quijote
Las lagunas de Ruidera y su comarca es uno de los pocos lugares donde los parajes que dibujó Cervantes salen de la ficción y se convierten en realidad, es aquí, entre las provincias de Ciudad Real y Albacete, donde las andanzas del Don Quijote y su fiel escudero tienen su espacio. Las tierras rojizas del Campo de Montiel se citan de forma expresa, «Subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba»
Castillo de Rochafrida
Cerca de Ossa de Montiel nos encontramos con el Castillo de Rochafrida, pequeña fortaleza de origen árabe, situado en el valle del Alarconcillo y que pasó a manos de la orden de Santiago, donde Cervantes sitúa a la princesa Rosaflorida. En nuestro paso por este valle encontraremos la ermita de San Pedro, que también refleja Cervantes y cerca de ella la que dicen Venta del celemín.»Junto con la ermita tiene una pequeña casa. con todo, aunque chica, es capaz de recibir huéspedes» (capítulo XXIV). Y a apenas dos leguas de la venta, la famosa cueva de Montesinos”.
La cueva de Montesinos
Uno de los episodios más extravagantes y enigmáticos de El Quijote es cuando penetra en la conocida como “Cueva de Montesinos” no sin antes invocar siempre a su amada Dulcinea del Toboso, a la que pide su amparo, “… porque ella es su señora y por ella se fortalecen las virtudes del caballero…”. Iluminado con una antorcha y espada en mano se adentra en la cueva, atado a una soga con cien brazas de longitud. Haciendo espeleológica descubre, aunque en sueños, un mundo maravilloso de alabastro donde contempla las maravillas que la cueva encierra y de las que tanto hablan en esos entornos.
Al poco de descender al fondo de la cueva, a Don Quijote le asalta un profundo sueño, despertando ante un verde y florido prado, y frente a un castillo de cristal. Es aquí donde el caballero Montesinos, cumpliendo una promesa, arrancó el corazón a Durandarte muerto, para entregárselo a su amada Belerma. Montesinos lleva a Don Quijote ante Durandarte, héroe de Roncesvalles. Y allí contempla una procesión de lindas doncellas y la señora Belerma con el corazón de su amado entre sus manos.
Te recomendamos visitar estos dos lugares y las lagunas de Ruidera en general, que son de enorme interés. Además, después de la ruta quijotesca, te esperan las carnes a la brasa de restaurante Abrasador Los Batanes, con su acogedor salón de estilo manchego.